Vale la pena pronunciarse sobre lo acontecido esta semana,
por cuenta de las protestas contra el Manual
de Ambientes Escolares y la publicación de las Preguntas Orientadoras para Profesores y Rectores, que el
Ministerio de Educación realizó en colaboración con Naciones Unidas, con el
objetivo de disminuir la discriminación de niños en los colegios, por tener
diferentes orientaciones de género. También, es de resaltar, tales
publicaciones respondieron a lo pedido por la Corte Constitucional, en
sentencia en derecho a un fallo relacionado con la muerte de
Sergio Urrego.
Y es que Sergio Urrego se suicidó llamando la atención sobre cómo fue discriminado y utilizado como objeto de burla en su colegio, por cuenta de su homosexualidad. Él, uno de tantos menores de edad víctimas de la discriminación que sucede en la cultura colombiana, fue un héroe y un mártir. Los reclamos del joven suicida siguen vigentes, como si siguiéramos velándolo, en una ceremonia sin fin.
Y es que Sergio Urrego se suicidó llamando la atención sobre cómo fue discriminado y utilizado como objeto de burla en su colegio, por cuenta de su homosexualidad. Él, uno de tantos menores de edad víctimas de la discriminación que sucede en la cultura colombiana, fue un héroe y un mártir. Los reclamos del joven suicida siguen vigentes, como si siguiéramos velándolo, en una ceremonia sin fin.
Ya es conocida la historia reciente. Fanáticos religiosos como Ángela Hernández, Diputada de la Asamblea Departamental de Santander, la senadora Vivian Morales, así como el de siempre, el Procurador Ordoñez, se pronunciaron en contra de la publicación de estos dos documentos. Con una mezcla de verdadera indignación ideológica y oportunismo político, los líderes ante la opinión pública de políticas regresivas en derecho igualitario, supieron movilizar a miles de simpatizantes cristianos y católicos, en contra de la aún en desarrollo iniciativa del ministerio por garantizar una equidad en el trato en derechos para niños homosexuales en todos los colegios colombianos. No obstante, la oposición a estas publicaciones no solo se hizo usando el derecho constitucional de protesta pública. En Internet y empleando las redes sociales, muchos vieron versiones alteradas del Manual, así como de las Preguntas Orientadoras; junto con imágenes de animaciones de alto contenido erótico, algunos terroristas ideológicos aprovecharon el clima de indignación global, multiplicado por la facilidad y la disponibilidad para la misma a través de Internet, para caldear los ánimos. Así, lograron darle un golpe de opinión a las iniciativas del Gobierno Nacional en promover derechos individuales para una población discriminada y vulnerable en Colombia, la población LGBTI.
La revista Semana, en publicación de hoy 15 de Agosto, resume este incidente político e ideológico. Resalta la responsabilidad de quienes alteraron la “cartilla”, que realmente es un manual sobre contenidos conceptuales y teóricos de género, y pone en duda lo constructivas que fueron las iniciativas de quienes lideraron la marcha contra estas publicaciones del ministerio. No obstante, Semana y otros medios, también responsabilizan a la Ministra de Educación, Gina Parody, por lo que afirman fueron una serie de sucesos desafortunados en la publicación del Manual y las Preguntas Orientadoras. No obstante, el Manual está lejos de ser una imprudencia, o un documento descuidado o insensible. A continuación, diré tres razones principales.
Primero, es de opinión pública, y reforzado por la revista Semana y otros medios, la idea que de que el Manual dice: “no se nace siendo niña o niño sino que la sociedad construye esos modelos”1. No obstante, revisando el Manual2, es claro que nunca se afirma realmente esto. El Manual empieza su primer capítulo explicando que el problema de fondo está en que no es cierto que biológicamente existan solo dos sexos. Por ejemplo, la expresión genética y hormonal, pueden llevar tanto a la condición de macho y hembra, como a la de intersexual. El problema que plantea el Manual, es que la visión hegemónica sobre la sexualidad ha fallado principalmente en entender la raíz de la diversidad sexual: Su naturaleza biológica. Es por esto que resulta sin fundamento afirmar que el Manual se hizo con una “Ideología de Género”. Y de hecho sorprende que la misma revista Semana promueva una visión prejuiciosa sobre el Manual.
Segundo, el Manual es consciente que los derechos de los niños diferentes, no dependen solo de una teorización científica sobre la divergencia del sexo, sino que es necesario plantear un encuentro entre lo que dice la ciencia del sexo, con la defensa en derechos de estos niños. Por esto, desde el tercer capítulo, el Manual se centra en definir una ruta de atención a los derechos de niños con sexos divergentes, para que puedan construir su orientación de género. Y es que el género, ya tiene que ver con cómo lo biológico logra expresarse en un ambiente cultural. Es decir, si un niño siente atracción por el mismo sexo, por razones propias de su desarrollo biológico, va a depender de la cultura el que el niño sienta que tal inclinación es correcta o incorrecta, y propia de su identidad personal, o extraña y amenazante para consigo mismo. Por esto, tampoco es cierto lo que afirma la revista Semana, o lo que piensan muchas personas, con respecto a que el Ministerio se equivocó al promover la realización de un Manual o “Cartilla” que insiste en que el género es un producto cultural. Pero, cabe resaltar, que sigue siendo mucho más preocupante la interpretación de los fanáticos religiosos, dada en creer que cualquier explicación científica sobre la diversidad sexual y de género (con explicaciones biológicas y culturales), pone en peligro la moral humana, solo porque desmiente los mitos de las narraciones pastoriles en las cuales se basan sus irracionales credos cristianos y católicos.
Y tercero, lo más preocupante de todo. Creo que no ha podido ser más claro el temor que la sociedad le tiene a la religión. La opinión pública parece temer a decir lo obvio: Que las religiones, aunque buenas para las personas, son malas para las sociedades. Bueno, es comprensible que los fanáticos religiosos se expresaran con vehemencia ante cualquier demostración de lo absurdas y ridículas que son las teorías sobre la moral sexual que puedan derivar de la Biblia. No es para menospreciar la forma como el “buen libro” denigra y condena cualquier orientación sexual y de género que es diferente a la impuesta por la cultura agrícola y pastoril que dio origen a las normas de convivencia patriarcales, hace tal vez diez u ocho mil años, en lo que hoy en día conocemos como medio oriente. El Antiguo Testamento hace explícitas las condenas a la homosexualidad en varios de sus libros (ej., Levítico, Deuteronomio y Reyes).
Cuando nace el Estado agrícola, también nacen las normas de regulación de la vida privada de las personas. Lo escrito por la cultura judeo-cristiana hace miles de años, tiene como origen buscar regular a una sociedad que vivía el tránsito de la vida nómada a la vida pastoril, donde la cultura letrada no surgía todavía, sino solo una cultura oral, prescriptiva del comportamiento de otros a través de una moral severa con tribus desconocidas. Pero, si el Viejo Testamento parece violento con la diversidad sexual, el Nuevo Testamento solo legitima dicha violencia, y dicha discriminación (ej., Romanos, Corintios, Timoteo, Judas, Efesios y Hebreos), incluso, con mayor agresión que el libro previo a la llegada del mesías cristiano.
Pero, ¿Qué es Dios? Es ciertamente la pregunta central. No es si
la Ministra pudo haber evitado un discurso controversial; tampoco, es si era
necesario que el Gobierno pusiera en riesgo el Plebiscito por la Paz, solo por
un capricho de algunos liberales por hablarle de diversidad sexual a niños en
los colegios. Esta es una pregunta realmente seria, que la sociedad colombiana
evita atender una y otra vez. Las razones, seguro son diversas: Parece poco
práctico entrar en conflicto con las Iglesias, porque son la tradición y tienen
poder político. También, porque las personas siguen temiendo a un mundo sin
religiones, como niños que crecieron en una sociedad donde las religión es respetada y considerada como necesaria, sino es que
noble y moral. Pero la incógnita sigue, sin resolverse.
Mientras el Ministerio de
Educación creó un Manual serio, que al mismo tiempo buscaba hacer
legal lo que es moral y científico, las Iglesias sintieron una amenaza sin
precedentes a su estilo de pensamiento y de vida, y muchos ciudadanos y medios
de comunicación, creyeron ver la supuesta “ideología de género” como una
ligereza del Manual, por imponer una visión tal vez muy progresista, en una
cultura todavía conservadora. El caso, es que muchos incluso llegaron a pensar
que el error del ministerio fue querer imponer algo que solo funciona en esos
países más desarrollados, como Holanda, Finlandia o Suecia.
No obstante, quienes creyeron, erradamente, que este Manual
era otra imposición más, o tal vez una ligereza soñadora y progresista, tal vez
no son conscientes de la amenaza real que estamos enfrentando en el mundo. En
estos días, el Gobierno Iraní ahorcó a Reihané Yabarí, una mujer que se
defendió de un hombre que intentaba violarla. Pero, el lector se preguntará,
qué clase de gobierno hace esto. Pues es simple, lo hace un gobierno que se
rige por el Corán, un texto “sagrado” que incluso contiene menos alusiones
homofóbicas que la Biblia. Tal vez, se pueda considerar que eso nunca sucedería
aquí, porque eso es cosa del Islam. No obstante, las conquistas en derecho que
se lograron en estas naciones latinoamericanas, como el fallo de la Corte
Constitucional a favor de la madre de Sergio Urrego, y que inspiró la creación
del Manual en Ambientes Escolares, solo fueron posibles al marginar a la
religión del Derecho.
Así, parece que todavía existe un temor a enfrentar a las
Iglesias y a las religiones; a arrebatarles a sus seguidores, que son simples personas casi que olvidadas por el sistema educativo y las formas de participación
ciudadana. Y es que no es despreciable ver que el poder del fanatismo que hay en darle un incuestionable valor moral a la Biblia, reside en que
millones de colombianos son capturados por las Iglesias, simplemente porque
ninguna otra institución los acoge. Los domingos, las familias que viven en los
centros urbanos, quedan, o a merced de un sistema comercial donde solo se pasea
en Centros Comerciales, o a merced de Iglesias que se erigen como agentes
moralizantes del mundo, para acoger con chantajes emocionales y sugestiones a miles de familias, olvidadas por su propia sociedad.
¿Qué queda por hacer? Responsabilizar al ministerio es
ridículo, y falto a la verdad de la situación real. La imposición viene de las
Iglesias. Pero la falla de la sociedad laica y verdaderamente moral, ha estado
en olvidar a su prójimo. En hacer parte de una sociedad fragmentada por el
desinterés en el tejido social y en el valor de la convivencia colectiva. La
solución, tal vez requiera de cosas que nunca hemos hecho, relacionadas con
convivir con mayor frecuencia y con objetivos comunitarios, que logren
desterrar de una vez por todas a la ideología religiosa, de los terrenos de la
moral y el civismo. En lo personal, no estaría preocupado, si no hubiera visto, en mi propio
tiempo de vida, que el bien y la moralidad que profesan y practican las
religiones, rápidamente se convierte en violencia y agresión hacia los otros
que no son conversos, hacia las otras tribus. La política y la ideología, ya son terrenos de odio y discriminación, por cuenta de las religiones. Las arengas rabiosas de Vivian Morales contra los magistrados de la Corte Constitucional, son un atentado a la razón, tanto como las constantes persecuciones que hace el Procurador a cualquier funcionario del gobierno nacional, que trabaja por las libertades ciudadanas, que contradicen su credo religioso.
En últimas, todos nos aferramos a creencias contradictorias; amamos con facilidad unas, y odiamos con dedicación y compromiso otras. Bien decía Nicolás Gómez Dávila, que el hombre no se define por sus contradicciones, sino por la manera como se acomoda a ellas. No obstante, la sociedad sufre ante las racionalizaciones más injustas. Debemos luchar por los derechos y la dignidad de la diversidad sexual y de género. Así sea necesario, enfrentar la delicadeza espiritual y religiosa que reside en cada uno de nosotros.
1. Revista Semana. Diponible en: http://www.semana.com/nacion/articulo/gina-parody-enfrenta-a-lgbti-gobierno-y-oposicion/487661
2. Manual de Ambientes Escolares Libres de Discriminación. Disponible en: https://www.yumpu.com/es/document/view/55577229/libres-de-discriminacion/2